HIPNOSIS

Y REGRESIÓN EN EL TIEMPO

¿Es posible revivir

incidentes del pasado?

 

Una mañana llegó a mi consulta Ramón (nombre ficticio), tratando de atender un problema de adicción al azúcar, que lo había llevado a un sobrepeso alarmante en los años recientes de su vida. Como sucede con frecuencia en casos como éste, yo sugerí la aplicación de una terapia conocida como Regresión en el Tiempo, con el propósito de explorar en su vida pasada, tratando de encontrar posibles causas para aquella condición de adicto.

En estado de trance hipnótico, mi cliente visitó un incidente de su infancia, estrechamente ligado con su problema actual. Fue la víspera de su fiesta de quinto aniversario; aquella noche, Ramón descubrió “accidentalmente” su pastel de cumpleaños, que su madre había puesto fuera de su alcance en un lugar estratégico de la cocina. Ante el maravilloso espectáculo de aquella gigantesca tarta azul celeste de tres niveles (así lo describió Ramón), el dedo índice del niño se introdujo tímidamente en la gruesa capa de glaseado, solo para anticipar un poco el placer que compartiría al día siguiente con sus amiguitos.

Ramón se fue a la cama, aquel fue, probablemente, el primer insomnio de su vida. El silencio de la casa, señal inequívoca de que sus padres estaban profundamente dormidos, representaba una tentación imposible de resistir. Lo que sucedió aquella noche en la cocina, solo pudo ser entendido al día siguiente por los padres de Ramón, al observar el lamentable estado en que amaneció aquella, en otro tiempo, gigantesca tarta azul celeste de tres niveles.

Aquel asalto nocturno a la cocina representó para el niño una severa amonestación por parte de sus padres, pero el colmo de su humillación fue que, por decision unánime, su fiesta de quinto aniversario fue cancelada. Aunque mi cliente sabía que algo fuera de lo común había ocurrido en alguna celebración de su infancia, no había podido recordar, durante su vida adulta, los detalles de aquel incidente. La terapia de Regresión en el Tiempo fue la herramienta que lo hizo volver a vivir la emoción de su fiesta, la vision de aquella tarta, la tentación de paladearla, el placer del azúcar en su boca, así como el dolor y la humillación ante la reacción familiar.

En pleno trance hipnótico, Ramón-adulto visitó y participó en aquel incidente, reconfortando y sanando emocionalmente a Ramón-niño, guiado en todo momento por mi voz. Aquel niño pudo, por fin, perdonarse a sí mismo, perdonar a sus padres, quienes, a través de la imaginación de Ramón-adulto, pidieron perdón a su hijo y le explicaron con detalle las motivaciones que tuvieron para aplicar aquel escarmiento. 

Faltaría a mi ética profesional si dijera aquí que mi cliente abandonó por completo su consumo de azúcar; lo cierto es que, desde entonces, ha estado bajando paulatinamente de peso debido a que ha logrado balancear su alimentación. Los sentimientos de culpa, que antes lo atormentaban después de cada comida, han desaparecido por completo.

Lo mejor de esta profesión, es que me brinda, día con día, la oportunidad de conocer gente extraordinaria como Ramón. Hace algunos meses, recibí una invitación para compartir con su familia la celebración del quinto aniversario de su hijo. Sí, adivinó usted, ofrecieron una gigantesca tarta azul celeste de tres niveles.